Receta de Galletas de Plátano y Avena

Plátanos: Los plátanos maduros son esenciales para esta receta, ya que aportan dulzura y humedad a las galletas.

Avena: La avena es una excelente fuente de fibra y ayuda a dar estructura a las galletas.

Chispas de chocolate: Las chispas de chocolate añaden un toque indulgente y delicioso a las galletas.

Para obtener una textura más uniforme en las galletas, asegúrate de machacar bien los plátanos hasta que no queden grumos. Además, puedes tostar ligeramente la avena en una sartén antes de mezclarla con el puré de plátano para darle un toque extra de sabor.

• plátanos maduros - Sustituir con puré de manzana: El puré de manzana tiene una textura similar y añade dulzura natural a las galletas.

• plátanos maduros - Sustituir con calabaza cocida: La calabaza cocida aporta humedad y un sabor suave que complementa bien la avena.

• avena - Sustituir con quinoa inflada: La quinoa inflada tiene una textura crujiente y es una buena fuente de proteínas.

• avena - Sustituir con harina de almendra: La harina de almendra es baja en carbohidratos y añade un sabor a nuez.

• chispas de chocolate - Sustituir con pasas: Las pasas añaden dulzura natural y una textura masticable.

• chispas de chocolate - Sustituir con nueces picadas: Las nueces picadas añaden un crujido agradable y son una buena fuente de grasas saludables.

• Para mantener tus galletas de plátano y avena frescas, guárdalas en un recipiente hermético a temperatura ambiente. Durarán hasta 3 días.
• Si prefieres que se mantengan frescas por más tiempo, colócalas en el refrigerador. En un recipiente hermético, pueden durar hasta una semana.
• Para congelar las galletas, primero asegúrate de que estén completamente frías. Colócalas en una bandeja para hornear y congélalas durante una hora. Esto evitará que se peguen entre sí.
• Una vez congeladas, transfiérelas a una bolsa de congelación o a un recipiente hermético. Pueden mantenerse en el congelador hasta por 3 meses.
• Cuando desees disfrutar de una galleta, simplemente sácalas del congelador y déjalas descongelar a temperatura ambiente durante unos 15-20 minutos. También puedes calentarlas en el microondas durante unos segundos para una textura más suave.
• Si prefieres una galleta más crujiente, puedes recalentarla en el horno a 180°C (350°F) durante unos 5 minutos.

• Precalienta el horno a 150°c (300°f) y coloca las galletas en una bandeja para hornear. Caliéntalas durante 5-10 minutos hasta que estén tibias y crujientes nuevamente.

• Usa el microondas colocando las galletas en un plato apto para microondas. Caliéntalas a potencia media durante 10-15 segundos. Ten cuidado de no sobrecalentarlas para evitar que se pongan demasiado blandas.

• Si tienes una freidora de aire, precaliéntala a 150°c (300°f) y coloca las galletas en la cesta. Caliéntalas durante 3-5 minutos para que recuperen su textura crujiente.

• También puedes usar una sartén antiadherente a fuego bajo. Coloca las galletas en la sartén y caliéntalas durante unos minutos por cada lado hasta que estén tibias.

• Horno: Para precalentar a 180°C (350°F) y hornear las galletas.

• Bowl: Para machacar los plátanos y mezclar los ingredientes.

• Tenedor: Para machacar los plátanos hasta obtener un puré.

• Cuchara: Para colocar porciones de la mezcla en la bandeja para hornear.

• Bandeja para hornear: Para colocar las porciones de la mezcla y hornear las galletas.

• Papel pergamino: Para cubrir la bandeja y evitar que las galletas se peguen.

• Rejilla para enfriar: Para dejar enfriar las galletas antes de servir.

Prepara los ingredientes con anticipación: Ten listos los plátanos, avena y chispas de chocolate antes de empezar.

Usa un procesador de alimentos: Para machacar los plátanos y mezclar la avena rápidamente.

Utiliza papel pergamino: Coloca papel pergamino en la bandeja para hornear para evitar que las galletas se peguen y facilitar la limpieza.

Haz porciones uniformes: Usa una cuchara para helado para hacer porciones iguales y asegurar una cocción uniforme.

Enfría en una rejilla: Coloca las galletas en una rejilla para enfriar más rápido y evitar que se humedezcan.